Psic. Jahir Tepoxtecatl Mendoza
Durante años se ha creado y mantenido una imagen masculina cargada de diferentes estereotipos, donde a grandes rasgos, está caracterizada por diferentes conceptos que demuestran supuesta “fortaleza” física y emocional, digo “supuesta” porque si se visualizan distintas variables desde posturas “racionales”, podemos darnos cuenta que únicamente son creencias sociales que carecen de mucha “congruencia”, pues pareciera que esos estados de “fortaleza” lo único que demuestran es cierta vulnerabilidad psicológica.
No obstante, a pesar de que a nivel social se han ido desechando diversas “costumbres” y “creencias”, aún perduran muchísimas. Un ejemplo claro es que, a nivel de Salud Pública aún sigue siendo un tema “tabú” el hablar del cáncer de próstata, cuando en las mujeres se ha normalizado hablar y actuar sobre el cáncer de mama.
Según un articulo publicado en la página oficial del Gobierno de México, se menciona “El cáncer de próstata es la primera causa de enfermedad y muerte masculina en México, al registrar la pérdida de unas 7 mil vidas anuales”. Del mismo modo, en otro artículo (en el mismo portal web) se relata “En México, cada año se detectan más de 25 mil casos de cáncer de próstata”.
De forma lamentable, ante esta problemática encontramos una serie de variables clave, la primera es que son escasos los programas sociales que hay en nuestro país, de igual forma, los pocos que existen, no alcanzan una cobertura total de la población, por otra parte, no se favorece la “cultura” de la prevención, es decir, en muchas de las ocasiones se empiezan a recibir tratamientos hasta que ya existe un deterioro considerable, del mismo modo, perduran diferentes comportamientos sociales ante esta problemática que están caracterizados por tratar de “disimular o esconder” este tipo de acontecimientos, asimismo, la “figura masculina” en escazas ocasiones se “atreve” a pedir ayuda médica y psicológica.
Desde luego, este suceso trae consigo una serie de alteraciones y disfunciones a nivel físico, pero también, puede desencadenar diferentes aspectos psicológicos, como por ejemplo; trastorno de ansiedad, trastorno de depresión, disminución de la autoestima, trastornos sexuales, trastorno del sueño.
Considero al día de hoy, que existe mucha resistencia por parte de las generaciones de los 90’ para atrás, en cuanto a “modificar” distintas creencias que, en su momento, consideraban que le daban cierta funcionalidad a la sociedad, pues en múltiples ocasiones, he constatado que la gran mayoría de los adultos “jóvenes”, mantienen visiones totalmente distintas en cuanto a la figura masculina y femenina. Sin embargo, no debemos de perder de vista que la población que “debería” de tener un mayor acercamiento al tema, son las personas que rondan entre los 40 y 60 años. Sin duda, tal vez en los años próximos el cáncer de próstata siga cobrando vidas a pasos gigantescos, y solo la historia nos dirá si más allá de las negligencias gubernamentales, también tuvieron gran influencia nuestras creencias sociales.
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